Acné: cuanto más lo conozcamos más adaptado será el tratamiento

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El acné es la razón principal por la que se acude al dermatólogo, afecta al 85% de los jóvenes entre 12 y 25 años y al 40% de las mujeres entre 25 y 40 años. Aunque se trata de un padecimiento común, este puede causar efectos psicológicos negativos que no deben tomarse a la ligera.

A continuación, hablaremos de los diferentes tipos de acné y de las diferentes maneras en que se pueden tratar.

Aunque el acné afecta principalmente a los adolescentes, también puede afectar a los niños, adultos y mujeres embarazadas. Además, si bien esta patología afecta primordialmente al rostro, también puede aparecer en otras zonas como el pecho, la espalda, etc.

El acné se presenta en tres formas diferentes:

  • Granos causados por una producción excesiva de sebo: son los andrógenos, las hormonas que se producen abundantemente al inicio de la pubertad y durante el embarazo, los responsables de dicha secreción.
  • Espinillas: si están expuestos hablamos de puntos negros, de lo contrario, si están cubiertos toman la apariencia de microquistes blancos que contienen sebo. Ambos casos están relacionados a la hiperqueratinización, el aumento de grosor de la capa superior de la piel. Este fenómeno hace que se obstruya el canal folicular e impide entonces la eliminación natural del sebo.
  • Pápulas: estas pequeñas lesiones rojas, de relieve y en ocasiones dolorosas son generalmente relacionadas a una inflamación causada por la sobreproducción de una bacteria que está presente de manera natural en la superficie de la piel, la propionibacterium acnes (o P. acnes).

¿Cuáles son los factores que favorecen al acné?

La aparición del acné puede originarse por diferentes motivos: en primer lugar, tenemos a los factores hormonales y genéticos, la ingesta de ciertos medicamentos (como los corticoides, los antiepilépticos e incluso los productos yodados y antidepresivos) como causa.

El estilo de vida también puede inferir de manera importante: si no se limpia la piel de manera regular, si la limpieza no es la adecuada, si se consume tabaco, el estrés, la contaminación y si se lleva una alimentación rica en azúcares o grasas, por ejemplo, son factores importantes que hacen que se desarrolle el acné. 

Si su origen es hormonal, el acné no puede ser evitado. Sin embargo, sí se pueden tomar ciertas precauciones para limitar que se agrave su estado. Por ejemplo, se debe evitar la exposición al sol, ya que, si bien los rayos UV tiene un efecto antiinflamatorio y dan la impresión de reducir las lesiones, en realidad acentúan el grosor cutáneo y por ende agravan el acné.

¿Cuáles son los tratamientos eficaces contra el acné?

En función al origen y el tipo de acné, el dermatólogo podrá prescribir diferentes tratamientos orales. Entre ellos están, los antibióticos, útiles para reducir la proliferación bacteriana y la inflamación; los antiandrógenos (como los contraceptivos), los cuales reducen la producción de andrógenos y por ende del sebo; y por último la isotretinoina, un derivado de la vitamina A que sirve para reducir la inflamación y solo se recomienda cuando ningún otro tratamiento ha funcionado para tratar al acné.

No obstante, dichos tratamientos medicamentados pueden tener efectos secundarios por lo que también se puede recurrir a tratamientos tópicos de la piel los cuales tienden a ser eficaces en su mayoría. Los tratamientos de la nueva generación combinan los activos que inhiben la sobreproducción de sebo, estimulan la regeneración celular y cuentan con propiedades antibacterianas y antiinflamatorias. Es así como la sinergia de estos ingredientes ayuda a las pieles grasas con imperfecciones a recobrar su equilibrio natural por un tiempo prolongado.