Protección solar: ¿Por qué los bloqueadores solares reciben pocas recomendaciones en las aplicaciones electrónicas?

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Las aplicaciones forman parte importante de nuestra vida cotidiana, sin embargo, las que se dirigen a los consumidores proporcionan críticas duras sobre las cremas de protección solar. ¿La razón principal? Dichas cremas contienen filtros nocivos tanto para la salud como para el medioambiente. ¡Vaya paradoja! Ya que se supone que estas cremas deben protegernos y no dañarnos. ¿Pero cuál es el verdadero problema? ¿Son realmente peligrosas? Y, sobre todo, ¿qué pasaría si se usaran? En este artículo aclararemos estos puntos.

Exponerse al sol y los riesgos que esto conlleva

Desde ya hace algunos años, las personas confían cada vez menos en este tipo de productos. De hecho, el 1ro de enero de 2020, el uso de los mismos ha sido prohibido en algunas partes del mundo. Es una realidad: las cremas de protección solar se han convertido en el enemigo jurado de los defensores de una cosmética limpia. Estas cremas son criticadas por los filtros que contienen, los mismos que han demostrado científicamente que tienen una acción protectora en nuestra piel.

Para medir dicha acción, primero se debe entender que el sol contiene rayos ultravioletas (UV) que se clasifican principalmente en tres tipos:

Los rayos UVB: estos se quedan en la superficie de la piel (la epidermis) y originan los enrojecimientos, las quemaduras y las insolaciones. En ciertos casos pueden causar alergias e incluso cánceres cutáneos.
Los rayos UVA: los rayos más agresivos, penetran hasta la dermis de la piel. Estos son los responsables del envejecimiento de la piel. Además, juegan un papel importante en el estrés oxidativo, el cual afecta al ADN y conduce a la aparición de cánceres cutáneos.
Los rayos infrarrojos: estos rayos son especialmente peligrosos. Son los responsables de proporcionar esa sensación de calor, penetran hasta la hipodermis, pueden crear lesiones al ADN y hasta alterar el funcionamiento de nuestras células.

Con lo anterior, es evidente que se debe aplicar una protección solar si se estará expuesto al sol por un tiempo prolongado, básicamente por cuestiones de salud.

¿Filtro químico o filtro físico?

Para contrarrestar los efectos terribles que pueden tener los rayos UV en nuestra piel, los protectores solares cuentan con filtros, que pueden ser químicos o físicos. Si su eficacidad no suscita ningún cambio, entonces no cuentan con el mismo mecanismo de protección que tiene nuestra piel frente a los rayos UV.

Los filtros químicos penetran la epidermis y absorben los rayos UV que de otra manera los absorbería la piel. Son compuestos por moléculas orgánicas (carbono) y permiten que el producto se aplique fácilmente gracias a sus diferentes opciones de textura: gel, crema, aerosol, etc. Debido a que es necesario que penetren la piel, tardan aproximadamente treinta minutos en surtir efecto.

Los filtros físicos, en cuanto a ellos, se componen de óxido de zinc o dióxido de titanio y permanecen en la superficie de la piel. Reflejan los rayos UV como lo hace una pantalla electrónica. Tienen la ventaja de proporcionar una protección inmediata y son generalmente muy bien tolerados. No obstante, son conocidos por ser difíciles de aplicar debido a su textura compacta que deja manchas blancas sobre la piel. Es por esto que la cantidad de filtros físicos fue reducida en ciertos productos para facilitar su aplicación, se le llaman nanopartículas. De hecho, podemos saber fácilmente si la versión nano de las fórmulas contiene filtros con tan solo ver la lista INCI. Se trata de los ingredientes entre paréntesis.

La presencia de estos filtros es necesaria para garantizar la eficacia de los productos frente a los efectos nocivos de los rayos UV.

Lo bueno es que la reglamentación francesa en cuanto a productos cosméticos es una de las más estrictas en el mundo: prohíbe varias moléculas peligrosas en las cremas. Sin embargo, siguen siendo los filtros, en especial los físicos los que continúan siendo altamente criticados y el blanco número 1 de los consumidores en las aplicaciones, donde son atacados por tener en su contenido disruptores endocrinos. ¿Qué hacer entonces? ¿Debemos olvidar el protector solar este verano?

Protectores solares: beneficios comprobados vs. riesgos por comprobar

Afirmar que los filtros químicos son neutros sería una mentira. Es por eso que es de vital importancia estar atentos a los avances de las pruebas de toxicidad para garantizar la inocuidad total de los protectores solares que están en venta en el mercado. Rehusarse a usar bloqueadores solares bajo el pretexto de no querer estar expuesto a los perturbadores endocrinos ¡es aún peor! ¿La razón? Los filtros han probado su eficacidad frente al cáncer de piel, mientras que los supuestos riesgos que se le relacionan a su uso no han sido completamente comprobados.

Asimismo, hay que recordar que los filtros solares solo están presentes en pequeñas cantidades en las cremas. En principio, estas últimas solo se aplican sobre ciertas partes del cuerpo que están expuestas al sol y en cantidad moderada. La proporción de los perturbadores endocrinos anexada a los filtros que el cuerpo absorbe es entonces muy baja. Comparada con la cantidad de perturbadores endocrinos que inhalamos o ingerimos todos los días (en los pesticidas, solventes; o más sorprendentemente en la soya, para muchos considerado como el alimento sano por excelencia…) la proporción es mínima.

Conclusión: la relación beneficio-riesgo se inclina ampliamente en favor del uso de los protectores solares. En ciertos países hasta se les consideran como medicamentos. Y si las aplicaciones han permitido indudablemente la evolución de las fórmulas de estos productos (y logrado erradicar el uso de ciertas moléculas), no son capaces de determinar qué tan peligroso o no es un producto. Las aplicaciones también tienen fallas, por ejemplo, el hecho de que no toman en cuenta la cantidad de filtros al calificar un producto.

Entonces, a buen entendedor, ¿permanecemos en la sombra?