Inflamación & alimentación
Si padeces acné tienes que saber que se trata de una enfermedad cutánea inflamatoria que debe tratarse lo antes posible. Efectivamente, cuanto más rápido se trate el acné, desde los primeros brotes, por ejemplo, mejor se puede prevenir la aparición de cicatrices no estéticas permanentes y la pérdida del autoestima. Desde tiempo atrás, hemos notado brotes de acné tras haber excedido la ingesta de algunos alimentos como el chocolate o productos dulces sin realmente poder comprobarlos mediante estudios científicos.
No obstante, gracias a la biología nutricional y la comprensión de los mecanismos responsables del origen del acné, hemos descubierto el impacto que tiene la alimentación moderna en las inflamaciones que ocurren en la superficie de la piel. Dichas inflamaciones, son en realidad el resultado de una inflamación más profunda en nuestro cuerpo, silenciosa y crónica, y que se debe a una alimentación occidental rica en azúcares, productos lácteos y grasas malas.
Este tipo de inflamación generalizada es también la causa del sobrepeso, la prediabetes y los problemas intestinales comúnmente asociados al acné. ¿Qué hacer? Sigue nuestra guía de recomendaciones.
Nuestras recomendaciones a la hora de comer
Paso número uno y más importante: disminuye la cantidad de azúcar. Intenta limitar lo más posible los alimentos que tengan un índice glicémico elevado, hablamos de cereales procesados, harinas blancas, pan banco, pan dulce, arroz blanco y azúcar blanca.
El índice glicémico sirve para categorizar los alimentos en función a sus efectos en la glucemia (cantidad de glucosa en la sangre). Un alimento con un índice de glicemia elevado hace que la insulina en nuestro cuerpo aumente brusca y rápidamente, la insulina es la hormona que regula el índice de azúcar en la sangre. Al tener un exceso de insulina se origina una inflamación y se estimula la producción de sebo de las glándulas sebáceas y es esto justamente el origen de la piel grasa.
No estamos diciendo que debes dejar por completo el azúcar sino preferir el azúcar proveniente de «las 5 frutas y verduras por día» y de los frutos secos, preferentemente de origen orgánico. Esto quiere decir que puedes comer sin remordimientos: las nueces, las almendras, los pistaches, las nueces de la india y las nueces de Brasil (sin sal y sin tostar… no es tan sabroso, pero es más sano).
Disminuir los productos lácteos de vaca ya que contienen grasas que agravan las inflamaciones y son los responsables de aumentar la insulina en nuestro cuerpo. Sin embargo, aún debes consumir la mantequilla natural, 10g/día aproximadamente, y los quesos de capa gruesa como: el comté, el emmental, el tomme, el abondance y el parmesano. También podemos consumir leches vegetales para remplazar la leche de vaca como la leche de coco, de nuez, de almendra, de quínoa, de avena, de soya o bien de castaña, siempre y cuando sean orgánicas, no tengan aditivos, ni conservadores y sin azúcar añadida. Es importante alternarlas para no tomar siempre el mismo tipo de leche y así variar sus propiedades benéficas.
Limitar el consumo de grasas malas omega-6 de los aceites (de girasol, de cacahuate) y los alimentos industrializados. Evita siempre las barras de cereales, las papas fritas, las galletas, los cereales para el desayuno y las comidas preparadas. Se deben privilegiar las grasas omega-3 que tiene propiedades antiinflamatorias, mejoran la hidratación de la piel y ayudan a tener una mejor cicatrización.
Si buscamos ingerir los aceites buenos de origen vegetal, tenemos al aceite de oliva, de colza, de nuez, de lino, de camelina, 2 cucharadas soperas al día (sin cocinarlo para los aderezos); y de origen marino tenemos a los pescados pequeños y grasos como las anchoas, las sardinas, las caballas, los arenques y el salmón, de 150 a 200 g 3 veces por semana.
Aumentar el consumo de vitamina D y A que encontramos en el legendario aceite de hígado de bacalao y la mantequilla cruda además de en las frutas y verduras naranjas, es decir, las zanahorias, los camotes, las calabazas, el melón, el durazno, la guayaba, los pimientos rojos y naranjas.
Toma suplementos si careces de vitaminas y minerales, los complementos alimenticios son verdaderos aliados si quieres cuidar de tu cuerpo:
● El aporte del zinc, en forma de bisglicinato de zinc es mejor asimilado si se toman 20mg/día.
● La vitamina D 3000 UI/día.
● Los omega -3 en cápsulas de aceite de aceite de pescado de mares fríos 2g/día y durante 6 meses como mínimo para obtener resultados.
Si no encuentras en tus alimentos las vitaminas que necesitas, los complementos en cápsulas son una excelente opción para esas carencias. Acércate a tu fármaco para más información.
El pequeño + que no debes olvidar: masticar es una etapa sumamente importante ya que da inicio a la digestión. Lo ideal sería masticar durante 30 minutos cada vez que des un bocado, sin embargo, nuestro consejo principal es: no te precipites a la hora de comer.
¿Y qué lugar tiene la rutina de belleza en todo esto?
Los cosméticos aptos para tu piel con acné evitarán nuevos brotes mientras compensan los efectos negativos como la resequedad de los tratamientos dermatológicos. Los peelings superficiales con ácido glicólico ayudarán a regular la producción de sebo, a aclarar la piel, a uniformar la textura de la piel y a disminuir las cicatrices.
En fin, nunca nos cansaremos de decirlo, optar por una buena higiene de vida es esencial. Por lo que intenta realizar 30 min de actividad física todos los días, evita el tabaco, aliméntate conscientemente y duerme tus horas; todo esto te permitirá asimilar correctamente los nutrientes que tu cuerpo necesita y sanar con rapidez.