La alimentación es el carburante necesario para el buen funcionamiento de nuestras células siempre y cuando sea sana y equilibrada, como la dieta mediterránea recomendada por el 4to Programa Nacional de Nutrición y Salud 2019-2023 (1). La nutrición forma parte de los factores medioambientales a los cuales la piel está expuesta a lo largo de toda la vida, así como la exposición al sol, la contaminación atmosférica, los niveles hormonales y los factores psicológicos. El término «exposoma» se refiere a todos esos factores que pueden inducir un cambio en la piel (2).
Los descubrimientos recientes en términos de la fisiopatología del melasma nos indican que múltiples células de la dermis se ven implicadas en la formación de la activación de los melanocitos, las células responsables por fabricar la melanina en exceso, el pigmento de la piel. Al usar el microscopio, por un lado, podemos constatar la ruptura de la barrera cutánea, la cual se vuelve permeable como consecuencia del paso de las citosinas inflamatorias (factores vasculares); y por el otro, la degeneración de las fibras elásticas, como suele observarse en el envejecimiento de las células causado por la edad.
Además, vemos que los vasos aumentan en número, grosor y peso, lo que les da un tono rojizo y vascular debajo el pigmento café, melánico de las manchas. Dicha inflamación genera un estrés oxidativo que altera múltiples mecanismos celulares. El estrés oxidativo se define como un balance entre los radicales libres y la capacidad antioxidante de defensa presentes en el cuerpo.
Asimismo, la nutrición es conocida por tener un impacto sobre los mecanismos bioquímicos múltiples, como, por ejemplo: la oxidación, inflamación y glicación.
En el plano psicológico, existen otras 3 fuentes endógenas de radicales libres:
La 1ra fuente es la respiración celular. Esta tiene lugar en las mitocondrias (las centrales energéticas de nuestras células) que proveen la molécula llamada trifosfato de adenosina (ATP), fuente de energía extraída de los macronutrimentos (glúcidos, lípidos y proteínas). Actualmente llevamos una alimentación que está creando una fuente importante de radicales libres debido a que es alta en grasa, rica en ácidos grasos omega 6 pro inflamatorios y alta en azúcar, con índices glucémicos elevados. Además, este tipo de alimentación produce una inflamación patológica inadaptada, crónica, general y agresiva que con el tiempo dará origen a múltiples enfermedades cutáneas inflamatorias como por ejemplo a los problemas de pigmentación.
La 2da fuente endógena está relacionada a la inflamación misma, que para que pueda cumplir su función de protección esta deber se fisiológica y adaptada. En la actualidad, la población presenta un estado pro inflamatorio crónico, al cual se le atribuyen el origen de las enfermedades de la civilización.
La 3ra fuente se encuentra en las fases bioquímicas de la detoxificación hepática. Nuestro hígado no da abasto con el excedente de toxinas que hay que metabolizar provenientes del intestino. Esto sucede debido a que la mayoría de las personas llevan una mala alimentación que lleva a una mala microbiota intestinal y que se traduce en una baja diversidad y cantidad de bacterias, las cuales son indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
Se debe saber que la menstruación, los embarazos y la menopausia favorecen fisiológicamente al intestino permeable. En el futuro, sin lugar a duda deberemos encontrar las demás causas ligadas a los problemas de pigmentación de la piel que tengan como origen: un intestino con problemas en la barrera intestinal que ya no presente impermeabilidad, una calidad de mucosa defectuosa, un sistema inmune intestinal perturbado y una disbiosis intestinal engendrada por una alimentación desequilibrada. De hecho, un eje intestino-piel, precisando dichas relaciones complejas, ya ha sido considerado y puesto en evidencia.
En nuestro arsenal terapéutico en Dermatología, el uso de la hidroquinona ha sido muy polémico, debido a los efectos secundarios que resultan de su uso a largo plazo. En efecto, este ingrediente fue retirado de la lista de los ingredientes cosméticos y hoy se reserva únicamente a las prescripciones de los dermatólogos y sólo se puede adquirir en forma de una preparación magistral la cual solo puede ser preparada por el farmacéutico.
Los cosméticos despigmentantes han mejorado mucho su eficacia, sin embargo, esto no impide que muchos pacientes vuelvan a reincidir una vez que terminan de aplicar el producto, incluso si se tiene la disciplina diaria y constante de aplicar una buena protección solar contra los rayos UVA, UVB y la luz azul. En lo que concierne a los peelings despigmentantes y los tratamientos láser, ambos se tienen que tratar con precaución y deben ser realizados por manos expertas debido al riesgo que existe de experimentar una hiperpigmentación postinflamatoria (HPI) al realizarse este tipo de tratamientos. Si una HPI llega a ocurrir esta puede ser muy difícil de borrar.
De ahí la importancia de proponer una alimentación sana y equilibrada inspirándose de la dieta mediterránea, la cual tiene efectos antiinflamatorios, antioxidantes y antiglicantes.
- La acción antiinflamatoria la aportarán los alimentos con omega 3 que encontramos en los aceites de colza, de lino, de camelia y de cáñamo, además del aceite de oliva que contiene sobretodo omega 9 y del cual la dosis recomendada es de 2 a 3 cucharadas soperas al día. El aporte recomendado de los pescados grasos pequeños es de 2 a 3 veces por semana (anchoas, sardinas, caballas, salmón) y es mucho más benéfico ya que contienen moléculas bioquímicas que están al origen de la resolución inflamatoria. A esto le podemos agregar: el ajo, la cebolla, el azafrán, los clavos de olor y el jengibre. Además, la quercetina, encontrada en las cebollas y la coliflor tiene efectos bioactivos prometedores, ya que son: antidiabéticos, antiinflamatorios, antioxidantes, antimicrobianos y antiartríticos, entre otros. (3). Asimismo, la quercetina tiene un efecto inhibidor de la tirosinasa, enzima clave en el mecanismo de la melanogénesis.
- Una alimentación rica en antioxidantes debe contemplarse a través de la ingesta diaria de 5 frutas y verduras, de preferencia orgánicas, bien masticadas para que las enzimas salivales se preparen para la digestión de las fibras alimentarias. Estas fibras se consideran como prebióticos, es decir, alimentos que seleccionan las buenas bacterias intestinales y las cuales nutren al intestino. La vitamina C, presente en los cítricos (naranja, mandarina, limón) y también en el perejil y el kiwi, es conocida por frenar la producción de melanina. La vitamina A y el betacaroteno se encuentran en las frutas y las verduras anaranjadas (durazno, papaya, zanahoria, camote, calabaza, pimiento rojo y anaranjado…). Además de que la vitamina A es la vitamina de la piel por excelencia y reacciona en conjunto para llevar a cabo la bioactivación de la vitamina D. La astaxantina, pigmento de la familia de los carotenoides presente en las microalgas y los crustáceos, es un antioxidante muy importante. Los carotenoides son vitaminas liposolubles que no serán absorbidas hasta estar en presencia de grasas, es por eso que siempre deben estar acompañadas por aceites alimentarios, siempre y cuando se mastiquen bien los alimentos y se digieran correctamente las grasas. La suplementación de antioxidantes solo se puede realizar tras haberse realizado análisis de sangre porque el exceso de antioxidante puede resultar pro oxidativo. Todo es cuestión de dosis.
- El licopeno, pigmento que se encuentra en los tomates, será mejor absorbido si el tomate se coce y se le pone aceite de oliva. El mejor ejemplo de esto es la salsa de tomates en la pasta italiana.
- No hay que olvidar ingerir la vitamina E, contenida en los pescados, las espinacas y las nueces.
Los polifenoles tienen múltiples propiedades porque además de ser antioxidantes, también aumentan la expresión de los genes de la longevidad (presentes en: los frutos rojos, el vino tinto, la piel de las uvas tintas, el té verde, el café, los tomates, las cebollas moradas, la coliflor morada, la cúrcuma, el jengibre y ¡el chocolate oscuro!).
La glicación es un proceso bioquímico que asocia el azúcar a una proteína convirtiéndolos en agentes glicantes que afectan el envejecimiento de nuestras células. Nuestros tejidos se caramelizan debido a la ingesta de un exceso de azúcar. Es por eso que debemos tomar medidas para disminuir la ingesta de azúcares refinados, así como el índex glicémico de los alimentos para que nuestro cuerpo no requiera más insulina, la hormona del páncreas que tiene como objetivo tener in índice constante de glucosa en la sangre. En otras palabras, actualmente estamos necesitando más insulina de la necesaria en nuestro cuerpo ya que nuestra alimentación es alta en azúcar, grasa y alcohol. A este tipo de dieta, precisamente, se le atribuye el origen de la epidemia de la diabetes mundial.
En resumen
Se recomienda llevar una alimentación balanceada (¡27 frutas y verduras diferentes por semana!) para que nuestro organismo tenga de dónde seleccionar las buenas bacterias para nuestra microbiota intestinal. Estas bacterias, capaces de metabolizar los macronutrimentos que nos aportarán todas las vitaminas y oligoelementos necesarios también participarán en las múltiples reacciones enzimáticas que nuestro cuerpo necesita.
La alimentación antiinflamatoria es una cosa, pero existe un estilo de vida con efectos antiinflamatorios que consiste en: tener un sueño reparador, realizar una actividad física de manera regular, exponerse prudentemente al sol, practicar meditación y regular constantemente los niveles de estrés en la vida diaria. A lo anterior se le agrega el hábito de siempre estar al pendiente de nuestra alimentación, ya que ella representa un punto clave al tratar cualquier tipo de enfermedad inflamatoria cutánea especialmente si se trata de problemas de pigmentación en la piel.
Bibliografía
2. Passeron and all. Clinical and biological impact of the exposome on the skin. JEADV 2020, 34 (Suppl.4) 4-25.
3. Salehi and all. Therapeutic potential of Quercetin: new insights and perspectives for human health. ACS omega. 2020 May 26; 5 (20):11849-11872.