¿Qué es la rosácea?

Esta enfermedad puede pasar desapercibida o bien manifestarse visiblemente provocando una apariencia desagradable. La rosácea es una dermatosis común y la padecen alrededor de 2 millones de personas en Francia. A continuación, hablaremos de los orígenes de la rosácea, sus síntomas y factores agravantes, así como de las consecuencias que puede tener en la calidad de vida de las personas si no se trata a tiempo.

El origen de la rosácea y los factores que la benefician

La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta los vasos sanguíneos y las unidades pilosebáceas (el tallo capilar, el folículo capilar, la glándula sebácea y el músculo erector del pelo) de la nariz, las mejillas y la frente. Asimismo, es una enfermedad en la que los vasos sanguíneos reaccionan en exceso; y afecta particularmente a las mujeres entre los 30 y 50 años de edad, especialmente a las que tienen orígenes escandinavos y celtas, ya que estas personas suelen caracterizarse por una piel y ojos muy claros.

El origen de la rosácea sigue sin conocerse y la manera en que se desarrolla varía de una persona a otra, por lo que resulta increíblemente complejo poder prevenir su aparición. Sin embargo, sí conocemos los factores agravantes y cómo deben ser evitados.

Las investigaciones demuestran en primer lugar que los brotes de rosácea se deben a factores medioambientales. Por lo que, la exposición prolongada al sol y los cambios bruscos de temperatura pueden agravar los síntomas: el calor del sol puede provocar que los vasos sanguíneos permanezcan permanentemente dilatados.

De igual manera, existen ciertos alimentos que favorecen la aparición y desarrollo de la rosácea y los cuales deben ser evitados por las personas con pieles sensibles: es el caso de los alimentos condimentados y picantes, el alcohol y las bebidas calientes.

Por otra parte, la ingesta de ciertos medicamentos, como los corticoides y los hipertensivos pueden resultar agravantes en ciertas personas. Otros factores pueden ser las fluctuaciones hormonales (durante el embarazo o la menopausia) y las emociones fuertes: enojo, disgusto o estrés.

Enrojecimientos con pápulas y pústulas: las 4 etapas de la rosácea.

La rosácea no evoluciona de la misma manera en todas las personas.

Generalmente aparece en forma de enrojecimientos en el rostro: le llamamos «flush» a aquellos que surgen en forma de bochornos y que, en un primer tiempo, son transitorios.

Si se padece rosácea de manera recurrente, entonces esta toma la forma de un salpullido facial que afecta las mejillas, la nariz, la frente y en ocasiones los ojos.

En la tercera etapa, la rosácea toma forma de cuperosis: los vasos sanguíneos permanecen visiblemente dilatados en las mejillas y las aletas de la nariz. En algunos casos, dicha cuperosis de color rojo fuerte y con tonos púrpuras, se ve acompañada de edemas en la nariz y frente.

Si se presenta a través de una inflamación, la rosácea se traduce por pápulas y pústulas: granitos rojos, parecidos al acné, pero sobre un salpullido. Estas erupciones evolucionan en forma de brotes. En ocasiones, las lesiones pueden desaparecer espontáneamente, pero a menudo los enrojecimientos permanentes necesitan la aplicación de un producto antinflamatorio.

Finalmente, ciertos pacientes (en su mayoría hombres) pueden presentar la forma hipertrófica de la rosácea, un tipo de rosácea más inhabitual y severa donde la piel y los tejidos del rostro aumentan su grosor y toman un aspecto irregular. Si el área de la nariz se ve afectada con frecuencia, es decir, se enrojece e inflama y los poros de la piel se dilatan entonces hablamos de rinofima.

El diagnóstico de la rosácea

¿Presentas un enrojecimiento persistente y simétrico en la parte central del rostro desde hace semanas? ¿Tienes otros síntomas como cuperosis, enrojecimientos recurrentes o pápulas? Si este es el caso, es posible que padezcas rosácea.

Solo tu médico o dermatólogo pueden proporcionar un diagnóstico preciso y es muy importante que si tienes alguna sospecha vayas a consulta lo antes posible con el fin de limitar la evolución de la enfermedad.

En caso dado de que tu médico no pueda proporcionar un diagnóstico inmediato, este puede ordenar una biopsia cutánea donde un fragmento de tu piel se extrae y se analiza en el microscopio. En ciertos casos, la rosácea también puede afectar a los ojos y toma la forma de una conjuntivitis, una blefaritis (inflamación de los párpados) o una queratitis (inflamación de la córnea).

En la mayoría de los casos, la evolución de la enfermedad puede ser controlada tomando medidas de precaución, realizando tratamientos médicos y mediante el uso de productos suaves y adaptados.

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